viernes, 27 de julio de 2007

Energía eólica en la Base Esperanza

La vida en las lejanas Bases de la Antártida ocasiona un importante despliegue de logística. Por eso, en el 2003, cuando era jefe de la Base Esperanza, el teniente coronel del arma de ingenieros del Comando Antártico, Carlos Flesia, buscó una alternativa para solucionar el tema del combustible, la generación de energía y el medio ambiente. Por ese motivo, desde el mes de marzo se puso en funcionamiento, junto con la colaboración de dos ingenierod de INVAP, un molino molino de viento que genera energía eólica.
¿Cuál era la situación que lo llevó a pensar en este tipo de energía alternativa?
En los primeros meses de ese año, sólo teníamos 4 horas de luz y la temperatura ascendía a menos 20 grados bajo cero. A las restricciones económicas existentes, se le sumaron pocas horas de vuelos de helicópteros. El combustible (300 mil litros) que nos llevaba el Rompehielos Almirante Irízar, lo transportábamos por un sistema llamado rolling- una pelota donde se metían 2000 litros de combustible-, y eso con una grúa se ponía dentro de un bote, y en la orilla se conectaba a una manguera hasta un camión cisterna que debía subirlo a la Usina. Yo en vez de dar órdenes, rezaba para que nada le ocurriera a mis hombres.
¿Cómo se genera energía eólica?
Se encaran dos tareas, pero con el objetivo de juntarse, que es la parte de la energía eólica y de pila de hidrógeno, porque al final es conformar un sistema de viento-hidrógeno para ganar energía. Es jugar con la química, por un lado separar el agua, por otro lado volver a juntar el hidrógeno y el oxígeno. Al separar el agua, se tiene que tener una energía que es la eólica. Al juntar hidrógeno y oxigeno se genera energía, y esa es la que nosotros aprovechamos y el residuo es agua a 80 grados.
¿Cuáles son las características del molino?
Tiene una torre tubular de 8 metros y medio, con dos palas, que son articuladas y están hechas de polipropileno. Solamente la pintura y las palas, son materiales importados el resto es un 95 por ciento nacional. Con este molino, funcionando a pleno, se genera 4,5 kilowats de 150 que consume la Base. El costo en baja potencia, como son estos, oscila entre 1500 a 2000 dólares por kilo. Este pesa 4,5 kilos y medio, pero está fuera de ser un modelo estándar, porque se le agregó un tipo de tecnología: control de anemometría, -un aparatito que mide el viento-, y está colocado por un cable a un pequeño cerebro, en el medio del molino, que le da la orden de plegarse -de perfil-cuando los vientos superan 110 kilómetros por hora.
¿Cómo se hizo la instalación?
Se hizo con la gente de la Base, y las partes más grandes fueron transportadas por el Rompehielos Irízar. El teniente coronel Armando Di Chiara, dos ingenieros del INVAP y yo llevamos las partes más delicadas. Trabajamos durante cuatro días con temperaturas de 40 grados bajo cero, para ponerlo a funcionar.
¿Se puede pensar que es un proyecto a corto tiempo?
No, esto hay que tomarlo como un proyecto de investigación y desarrollo a 4 o 5 años.Pero nos va a servir para probar materiales y apuntar a un molino de 20 a 30 kilos que nos permitirá abastecer a toda la Base.

Marisa Bisceglia

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